El burnout es un estado de agotamiento físico y mental constante que comienza a afectar tu autoestima, y tu salud en general. Éste síndrome está asociado al campo laboral, desde el remunerado hasta el de las labores domésticas y de cuidado, y  te lleva a un punto de estrés y agobio. 

Se caracteriza, además, por tres factores: Sentimientos de negativismo relacionados con tus labores diarias, sensación de fatiga y agotamiento ininterrumpidos durante un periodo de tiempo, y disminución de tu productividad laboral y de aquellas actividades relacionadas con tu rutina. 

Pero, ¿qué podemos hacer cuándo estamos en este punto? Pues bien, te quiero contar sobre 5 tips prácticos que puedes implementar con el fin de recuperarte emocional y físicamente, y sobre todo, de ayudarte a crear hábitos que intervengan en tu bienestar para evitar caer, de nuevo, en el burnout. 

Toma conciencia de la situación y reconoce que la fatiga está presente.

 Es importante tener la autoconciencia suficiente para reconocer que realmente estás pasando por un burnout para  así tomar acciones que te lleven a transformar tu presente. 

Lo primero para reconocer que estás pasando por un burnout es chequear algunos de sus síntomas:

Problemas de memoria o concentración.

Ganglios linfáticos inflamados.

Dolor articular o muscular sin explicación. 

Dolor de cabeza. 

Mareo.

Insomnio. 

Agotamiento general.

Dificultad para llevar adelante las tareas que antes llevabas con normalidad.  

Date tiempo para descansar.

Generalmente aplazamos el momento del descanso y solemos anteponer excusas para no llevarlo a cabo, pero es vital que el descanso se convierta, también, en una rutina. 

Descansar es necesario para tu salud mental y física y no tiene nada que ver con ser floja o perezosa: Estos espacios son útiles para llevar adelante nuestros proyectos, porque si estás abrumada y cansada, es probable que tu cuerpo no esté preparado para todo lo que quieres hacer. 

Este descanso no sólo es físico, es también y más que nada, mental. Regálale un descanso a tu mente: darte un espacio fuera de las redes sociales y el celular o de actividades que la sobreestimulan,  es lo mejor que puedes hacer por tu salud mental en momentos de estrés y fatiga.

Haz un escaneo de tus hábitos. 

Si ya llegaste a este punto, quizá es porque algunos de tus hábitos te llevaron aquí. Por ello es importante que puedas hacer un escaneo de ellos: ¿Te estás alimentando bien? ¿Qué tan bien estás durmiendo? ¿Qué tanto tiempo pasas sentada trabajando? ¿Haces pausas activas? ¿Qué tanto tiempo pasas en el celular antes de dormirte? ¿Haces algún tipo de ejercicio? ¿Cómo es tu día? 

Cambia tu ritmo.

Realiza cambios paulatinos de actividades, retos y jornadas. Es bueno que, después de darse espacios para el descanso, hagas cambios o rotes actividades. 

Si estás trabajando mucho, intenta cambiar el espacio de trabajo, el método que usas para trabajar, darte un nuevo aire y darle espacio a la exploración.

Planea salidas a lugares donde estés rodeada de naturaleza y tranquilidad y que estén alejados de la cotidianidad: Puede ser un parque, un bosque cerca, ect. 

Replantearte para volver activarte. 

Sé que necesitas seguir trabajando pero es importante que puedas replantearte qué de este recorrido te funciona o no: Qué del cambio de ritmo te funcionó mejor, cómo puedes programar tus descansos, qué actividades te hacen bien y cuáles no tanto. También es importante ser flexible con los cambios: Estos siempre traen nuevos aires y le dan un respiro a nuestra vida.

Espero que estos 5 tips te sean útiles para regalarle a tu mente y cuerpo un espacio de descanso y amor, de compasión y tiempo de calidad. 

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